martes, 18 de mayo de 2010

Incorporación de la mujer al mundo laboral


A partir de 1984, se produce una incorporación masiva de la mujer al mundo laboral. Desde 1984 a 1989, un millón de mujeres ha tenido acceso al desempeño de una actividad profesional. Durante el último trimestre de 1994, el número total de mujeres ocupadas era de más de cuatro millones, que representa el 34% del total de trabajadores del Estado español. El incremento del paro experimentado los últimos años ha afectado también, lógicamente a la mujer trabajadora: el ultimo trimestre de 1994 se llegó a la cifra de 1.857.500 mujeres desempleadas.

Las mujeres desempleadas en general, y sobre todo las mujeres que quieren reincorporarse a la actividad laboral después de estar apartadas unos años del mundo laboral, no tienen facilidades para conseguir un puesto de trabajo asalariado. Este hecho ha provocado que muchas mujeres en estas circunstancias hayan tomado la decisión de montar una pequeña empresa o de crear su propio puesto de trabajo, aprovechando la experiencia laboral y profesional adquirida.

Cambios en el entorno social

Tradicionalmente, las mujeres siempre han podido intervenir mucho menos tiempo en su vida profesional que los hombres. La existencia de unas costumbres sociales todavía muy arraigadas constituye uno de los principales obstáculos con que se encuentra la mujer para poder desenvolverse profesionalmente. Sin embargo en los últimos años muchas cosas han cambiado en este sentido, y la mujer ha ido accediendo al mundo del trabajo de una forma más regular. Para ello, han sido determinantes los siguientes factores:
  • Matrimonios a edad más avanzada.

  • Planificación de la maternidad.

  • Independencia de la mujer en el ámbito de la pareja.

  • Aumento de la tecnología doméstica.

  • Aumento de servicios personales (servicios domésticos, escuelas infantiles...).

  • Incremento del consumo familiar.

  • Esperanza de vida más larga.


Todos estos cambios han perfilado la evolución de la sociedad en los últimos años, e inciden en una mayor disponibilidad de tiempo por parte de la mujer y en su independencia económica. Es evidente que todos estos cambios han sido fruto de una transformación socioeconómica, y de la manera de vivir y concebir el mundo, que ha derivado hacia un cambio en la mentalidad de la gente.

Estos cambios económicos y sociales han mejorado la calidad de vida y han provocado un incremento del consumo. La creación de una nueva clase media con un ritmo de vida que no se puede mantener únicamente con el sueldo del hombre, ha obligado a la mujer a adquirir una formación y cualificación profesional para poder acceder a un puesto de trabajo, y ha procurado situarse a un alto nivel de competitividad para mantenerlo.


1 comentario:

David Jl dijo...

venga Paula tu puedes. mete más